No todos los proyectos de software llegan a buen puerto.
A veces no es la tecnología.
A veces no es la idea.
A veces simplemente… pasa.
Después de muchos años construyendo software, hoy quiero compartir algunas historias de productos que desarrollé, que resolvían problemas reales, pero que no lograron despegar o sobrevivir. No como queja, sino como memoria, aprendizaje y recordatorio de que crear siempre implica riesgo.
Deeplom: diplomas digitales antes de que fuera “normal”
Cuando realizaba conferencias en Microsoft, parte del proceso posterior era bastante arcaico.
La evaluación de la charla se hacía con papelitos impresos que una empresa externa capturaba en Excel y luego nos mandaba los promedios.
Los diplomas eran todavía peor:
una lista en Excel, mail merge a PDF, impresión, errores humanos, cero seguimiento.
Ahí nació Deeplom.
Con ayuda de algunos developers top de Intellekt construimos una plataforma completa que incluía:
- Creación de eventos por parte del administrador
- Un diseñador visual de diplomas en web (Silverlight) con drag & drop
- Invitaciones para registro
- Perfil del usuario
- Entrega automática del diploma digital
- Un showcase personal donde cada persona podía ver todos sus diplomas
- Compartir diplomas en CV y redes sociales
El modelo de negocio era simple:
tokens de $1 peso (mínimo $1,000 pesos),
$1 peso = 1 diploma generado.
Veíamos aplicaciones enormes:
empresas de capacitación, eventos masivos, incluso maratones como el de la Ciudad de México.
¿El problema?
La ejecución comercial y de alcance fue muy mala.
No llegamos a la gente correcta, no supimos comunicar el valor, y después de un año de trabajo, el sistema murió.
Creo que para su tiempo fue una gran idea.
Hoy, con todo lo que existe, no sé si funcionaría… pero resolvía un problema real.
Fue uno de nuestros fuck ups más dolorosos.

Kraken: el “Microsoft Money” mexicano que nunca nació
Kraken fue una idea ambiciosa.
Queríamos crear un sistema de finanzas personales mexicano, algo similar a Microsoft Money, pero conectado a instituciones bancarias locales. En ese momento, las apps bancarias apenas comenzaban.
La idea:
- Seguimiento de cuentas
- Control de gastos
- Visualización clara del dinero
La realidad:
- Mala ejecución
- Mal desarrollo
- Decisiones técnicas incorrectas
Desgraciadamente, nunca vio la luz del día.
Kraken murió antes de nacer.

AppFactory: cuando el producto funciona… pero la plataforma muere
AppFactory era un software para crear aplicaciones para Windows Phone usando un editor visual.
Permitía:
- Crear apps basadas en plantillas
- Integrar video, imágenes y contenido
- Publicar fácilmente
Este proyecto sí se terminó.
Lo presenté en el MVP Summit de Microsoft en Seattle.
Se crearon más de 300 aplicaciones con la herramienta.
¿El problema?
Murió Windows Phone.
Y con él, murió AppFactory.
Nunca pudimos capitalizarlo.

Gamer’s Paradise: cuando el fracaso vino por un fraude
Hace algunos años también incursioné en el mundo de las franquicias.
Compramos una franquicia de compra y venta de videojuegos físicos (Xbox, PlayStation y Nintendo) bajo la marca Gamer’s Paradise. La promesa era clara: un modelo probado, operación afinada y un negocio que “ya funcionaba”.
La realidad fue muy distinta.
El dueño de Gamer’s Paradise nos prometió un buen funcionamiento, pero al final fuimos defraudados.
El proyecto fue un desastre total y terminamos perdiendo al menos un millón de pesos (de aquellos tiempos).
Este fracaso no fue tanto por una mala ejecución nuestra, sino por haber caído en un fraude. Aun así, la lección fue enorme:
en negocios, no basta con confiar, hay que validar todo.
Como parte del proyecto también desarrollamos una plataforma web completa para la compra y venta de videojuegos. Técnicamente funcionaba, pero cuando la empresa tronó, el sistema murió con ella.
Fue una pérdida dura, pero una gran lección de vida y de negocios.

#badjokeapp: un experimento que cumplió su propósito
badjokeapp fue otra historia distinta.
No nació como un producto serio ni como un negocio.
Era simplemente una app de prueba, un juguete, creada para experimentar con la plataforma y la integración con web en Windows Phone.
No la considero un fracaso.
Tampoco un éxito.
Cumplió exactamente su objetivo:
aprender, experimentar y jugar con la tecnología.
Como muchas otras cosas de esa época…
murió cuando murió Windows Phone.

Reflexión final
Ha sido una gran aventura pasar por todos estos años intentando crear, construir y moverme.
No todos los proyectos funcionan.
No todos llegan al mercado.
No todos sobreviven.
Pero todos enseñan.
Este 2026 será otro intento.
Estoy por liberar una nueva plataforma de bienestar que integra:
- Productos físicos
- Sabiduría ancestral
- Seguimiento de progreso
- Todo completamente integrado en una sola plataforma
Le tengo mucha fe a este proyecto.
Y si no funciona…
será otra muy buena lección de vida.
Próximamente compartiré más detalles.