El título de este blog pertenece al nick de una amiga con la que estuve chateando el día de hoy y precisamente va alrededor de esto, de nuestra reputación.
Es interesante ver en el día de hoy que muchas empresas venden servicios y no cumplen con las expectativas de sus clientes, principalmente debido a falta de organización y/o interés de sus directivos al realizar la venta. Es imperativo cumplir con las expectativas de nuestros clientes cuando se cierra un proyecto … sin embargo tambien es importante que cumplamos como personas.
Leyendo a Inés Temple escribe algunas frases muy interesantes que hay que tomar en cuenta:
Sabemos que la imagen y la reputación son generalmente muy subjetivas -y no siempre justas- ya que dependen tanto de hechos reales como de la percepción que otros tienen de nosotros. Pero no está de más recordar que, al final del día, los demás siempre nos medirán con la vara de los valores y de nuestra contribución real. Nuestra ética, profesionalismo e integridad en todos los campos de nuestra vida, tanto profesional como personal, serán los que hagan la diferencia en términos del valor de nuestro nombre, reputación y marca profesional.
Obviamente, nadie puede pretender parecer un buen profesional sin serlo: no se puede engañar a todos mucho tiempo. Sin embargo, en mercados laborales que se vienen tornando tan competitivos como el nuestro, no solo hay que ser bueno, sino también demostrarlo y hacerlo día a día, de manera consistente. Eso no significa alardear de éxitos o logros, ni mucho menos repartirlos por calles y plazas con arrogancia, pero sí nos compromete a aceptar que nuestra reputación e imagen están definidas por nuestro talento, conducta y actitudes, y estas serán determinantes en nuestro futuro profesional.
Para muchos, la reputación, buena o mala, justa o injusta, ya está ganada, y prefieren no saber lo que se dice de ellos. Actúan como si nada se pudiera cambiar, dándole así la espalda al impacto que la mirada de otros tiene en su vida profesional. Resignarse a caminar por la vida con mala fama, sin hacer nada al respecto, equivale a hacerse 'harakiri' profesional. De igual modo, cuando nos equivocamos es importante preocuparnos por aceptar y enmendar nuestros errores y tratar de aprender de ellos. En esta época de acceso inmediato a la información, la impunidad no existe por mucho tiempo y la buena fama se puede perder muy rápidamente.
Wow… palabras sútiles que me llegaron al espinazo. Pero es cierto… alguna vez nos tenemos que hacer la pregunta si nuestros pies están sobre la Tierra y encontrar sentido de las cosas. Todos somos humanos y cometemos errores pero debemos ser valientes para aceptarlos y confrontarlos.
Una empresa es la unidad de muchos profesionales que día con día deben de esforzarse más y dar lo mejor de sí. Sin embargo, dar lo mejor de sí debe ser (tal como lo comenta Inés) no solamente en el ámbito profesional sino tambien en el personal.
Después de escribir estas líneas me doy cuenta de que como persona existen muchas áreas de oportunidad para mejorar … y tambien me doy cuenta que no estamos haciendo tan mal las cosas cuando clientes o gente alrededor tuyo te felicita por el buen trabajo que estas haciendo.
¿Y usted, qué opina?
Cheers!
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